domingo, 29 de julio de 2012

La princesa Patricia


Patricia despertó aquella mañana como tantas otras, con el príncipe del reino de los sueños incapaz de dejarla marchar, siempre igual, se abrazaba a ella en un vano intento de arrastrarla de nuevo a la cama, pretendiendo que compartiera con él su corona intangible, era un personaje de lo más insistente e irritable. Consiguió deshacerse de él, tras frotarse la cara enérgicamente en la pica laboriosamente trabajada que adornaba su dormitorio. La preciosa asistenta elfa apareció presta para ayudarla a vestirse y asearse, como no podría ser de otra manera teniendo en cuenta su noble linaje. Ella era la princesa Patricia, conocida en el ancho mundo por sus habilidades mágicas y su extraordinaria belleza.

Una vez vestida, se dirigió acompañada de su inseparable asistenta al comedor. Allí le esperaba un maravilloso banquete preparado por los mejores chefs. Huevos de fénix, leche de hipogrifo y las frutas más dulces y exóticas, recogidas una a una por sus fieles sirvientes. Con el apetito saciado empezaba la ajetreada rutina de la princesa.

Se dirigieron a las cuadras, el carruaje real era tirado por un descomunal corcel color gris, adornado con el escudo del reino, cuatro anillos que representaban los cuatro pueblos libres de la alianza, aquella mañana irían al cuartel general. Su inigualable inteligencia, era un pilar irremplazable para la guerra contra los gigantes. Una vez allí se le informó de las novedades en la batalla, le encasquetaron la coraza en previsión de un ataque por sorpresa y le facilitaron los planes de batalla del día.

- Patricia es una niña muy guapa, ¿a que sí?- Dijo la profesora del colegio de educación especial, cerciorándose de que tuviese suficientes lápices para colorear los dibujos que la tendrían ocupada el resto de la mañana.

- A veces creo que vive en otro mundo, sabe usted. Dijo su madre a la profesora, mientras acariciaba la cabeza de su hija con dulzura.

-Sí, parece que a los autistas este se les queda pequeño.

FIN