lunes, 4 de marzo de 2013

Apariencias que engañan


 

Salió de la ducha como un autómata al que le queda la cuerda justa para aguantar un día más. Agotada, somnolienta, presa de un letargo enquistado en lo más profundo de su ser. Se enfrentó a su reflejo, que pocos la reconocerían sin maquillar, apenas sí lo lograba ella. Sacó el neceser y se acercó hasta casi besar a aquella desconocida. Sombra de ojos, la línea del párpado para acentuar la mirada...En una hora estuvo lista.

Mientras caminaba por el hospital, sentía las miradas clavándose en su cuerpo, pero no le importaba. Ya estaba acostumbrada a los susurros y las burlas. Todo desaparecía cuando, sin avisar, entraba en la habitación de un niño y gritaba ¡¡¡¡¿Cómo están ustedes?!!!!

 

 

jueves, 21 de febrero de 2013

Microrelato: El impostor


Rutinariamente, intercambio sus pulseras identificativas, están dormidos y no se percatan de nada, la mía también entra en juego. Me quedo con la de un tal Ramón. Antes de poder leer su ficha entra la enfermera.

-¿Señor Ramón?-

- Yo mismo- respondo.

-¿Y qué hace despierto? Venga, prepárese que le toca entrar a quirófano. - 

A mi edad y con las listas de espera que hay, cualquier apaño que me hagan bueno es. Me quedo dormido con la incertidumbre de qué me arreglarán esta vez.

Cuando despierto el cirujano me recibe dándome la buena nueva.

- Enhorabuena Ramona, ha salido todo bien.-

jueves, 14 de febrero de 2013

Micro relato: El rascacielos



El leve crujir de la viga de la que cuelga su padre, aullidos ofendidos del viento que parece preguntar cómo osamos invadir su morada, y el repiqueo incesante de los martillos, castigando el frío metal para ensamblar el esqueleto del primer coloso de Nueva York.

– ¿Estás bien papá?

- Ya te he dicho que sí. ¡Quieres dejarlo de una maldita vez! Estoy perfectamente, lo del otro día fue un descuido, nada más.

-¿Qué pasó?

- Te lo dije, se rompió la cuerda. A pocos metros del suelo noté algo que me agarró y frenó la caída. No sé qué era… un pájaro, un avión, pero era duro como el acero.

 FIN

 (Límite del relato 100 palabras, debe empezar con la frase final del último relato seleccionado)

 

martes, 12 de febrero de 2013

Relato ultracorto: El enamorado


 Cupido tuvo la culpa. Le compré unas gafas nuevas, el mejor arco que se puede conseguir con dinero, el lugar de la cita no podía estar mejor iluminado. A la hora de la verdad me señaló su carcaj vacío. 
Fin 

lunes, 21 de enero de 2013

Microrelato: Mil flores


Sergio admiraba la explosión de colores y aromas que cada primavera, poblaba aquellos prados por lo general inundados por un monocromático océano verde. 

Humildes margaritas, pitonisas del sí o el no, compartían modestas el espacio con petunias de cien colores, cada una dueña de su propia esencia. Dondiegos cuyas hojas asemejan el corazón de la dama que se quiere encandilar. Claveles, flor de los Dioses, formando pequeñas islas como haciendo piña. Tulipanes, indecisos la mayoría. Algunos eligen el púrpura, los más osados. La mayoría no obstante se conforma con un neutro tono blanco o rojo. Ostentosos crisantemos, incapaces de mantenerse en el anonimato con colores y dimensiones modestas.

Todas y cada una de ellas serán arrasadas en cuestión de horas, y es que el rebaño de Sergio tiene un paladar muy sibarita.

miércoles, 16 de enero de 2013

Microrelato: La búsqueda


Le aseguró que allí la encontraría. La biblioteca era una cordillera interminable de tomos olvidados e historias huérfanas, todos los libros que alguna vez se hayan escrito y, por prodigioso que pueda sonar, los que están por escribir. Ojeó escéptica al principio, pero como suele suceder, se sumergió hasta casi quedar sin aliento en pasiones y desdichas, teorías  agnósticas y místicas leyendas. Después de leer y releer todos y cada uno de los libros, seguía sin encontrarla. Furiosa e indignada  volvió con el falso oráculo. Lo encontró absorto en la lectura de un volumen que le era desconocido. -Debe ser ése - pensó. Se dirigió con paso firme hacia él y le exigió ver el libro. – Sí, aquí se encuentra lo que andas buscando. Te lo entregaré gustoso, pero quiero algo a cambio.  Quiero que me entregues al ser que crece en tu interior- le dijo señalando su incipiente vientre. Horrorizada contempló como el sabio transmutaba en un ser diabólico. Intentó correr, pero el terror la tenía presa. En el último instante se despertó. Torpemente se dirigió al baño, frente al espejo se preguntó si realmente había perdido la esperanza. Acarició su vientre y dijo, jamás.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Microrelato: A medianoche


 

Perezosas  las agujas del reloj del ayuntamiento se acercan a la media noche,  será mejor que me de prisa. Cruzo la plaza de la Vila hasta mi ático en la calle San Carlos, que irónico que todo vaya a suceder en tan consagrada vía.  

Puedes invocar presencias demoníacas con un espejo, una vela y recitando ciertas palabras mágicas. Aunque verle el rostro a uno de esos entes, puede trastornar a la mayoría de personas. Muchos iniciados lo han conseguido, se los encuentra días más tarde con las venas cercenadas, tomando un sucio baño de su propia sangre y demás fluidos corporales, con la vela ya consumida y una mueca de terror en el rostro. ¿El propósito de la invocación?, la misma historia de siempre, un amor no correspondido, ansias de poder o venganza. Pero el mío es otro muy diferente.

Estreno traje, chaqueta y pantalones negros combinados con una camisa rojo sangre, no es por presumir pero estoy hecho un pincel. Enciendo la vela, la llama no debe reflejarse en el espejo. También es nuevo, lo compré especialmente para la ocasión. Mi pequeño salón es testigo de la invocación, empiezo a sudar, la temperatura ha subido diez grados en cuestión de segundos. Ya la veo, su piel es terciopelo rojo, su mirada me hipnotiza como lo hizo la primera vez que la vi matar. Se abalanza sobre mí, mientras me desgarra el cuello la beso con locura, lo último que veo es como se desvanece en el espejo, muero feliz.